Hola!
Primero que todo, muchas gracias por el recibimiento de la newsletter de la semana pasada. Agradezco mucho a toda la gente que apoya este proyecto, y que me ayuda de una u otra manera a hacerlo crecer 💖
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Cactus sigue siendo una newsletter semanal de aprender cosas
Vamos a seguir hablando de startups, economía y cultura
Y desde ahora el contenido va a ser más práctico, empezando por hoy ⬇️
🦒 Adaptarse o morir
Todos conocemos el caso de Netflix y Blockbuster.
En aquel entonces (año 2000) el modelo de negocio de Netfix era el alquiler de DVDs por correo, con un sistema de suscripción que eliminaba las multas por retraso, que era una de las principales quejas de los clientes
Blockbuster por otro lado, era un gigante en el negocio de alquiler de películas y videojuegos, con miles de tiendas repartidas por todo Estados Unidos y presencia en varios países
Netflix supo adaptarse bien al mercado entendiendo a su usuario, y eso le permitió ir creciendo.
Mientras, Blockbuster no sólo no tomó acción ante la amenaza que podía ser Netflix, sino que se reían de ellos:
Netflix tendría un “algoritmo”, pero tú podías llamar a un callcenter de Blockbuster para que te ayuden a elegir qué película ver.
Hoy día resulta inaudito que una empresa planteé un modelo así
Y pasando a otro ejemplo, veamos esta noticia del año 2010:
¿Os suena la startup Burbn? En 2010 levantaron 500k USD de uno de los VC más top de Silicon Valley, Andreessen Horowitz. Aquí la noticia que publicó Techcrunch en aquel entonces
La operación de Burbn era casi confidencial. Sólo se sabía de la empresa que “it is a new way to communicate + share in the real world”
Finalmente Burbn lanzó su producto al mercado, pero no tuvieron mucho éxito.
Su producto era una aplicación móvil basada en tu ubicación para registrar visitas y compartir planes con tus amigos.
El problema era que tenía tantas funcionalidades que resultaba demasiado compleja de utilizar
La app se veía así:
Sus fundadores pensaron en eliminar ese producto por completo, hasta que a uno de ellos le dio por fijarse detenidamente en el comportamiento de los usuarios:
Resultaba que, entre toda la infinidad de funcionalidades que habían implementado, había una en específico que parecía tener un buen engagement: la de subir fotos para compartirlas con su red.
Decidieron eliminar el resto de funciones y centrarse solo en mejorar esa
Rebautizaron el producto, y meses después lo re-lanzaron con un nuevo nombre: Instagram
Cuando tienes una empresa (o un proyecto, como es el caso de esta newsletter) tienes que estar siempre pendiente de lo que ocurre en tu entorno para saber cómo y cuándo reaccionar, bien sea para no perder tu posición en el mercado, o para poder captar nuevas oportunidades
Hay un concepto que todos los emprendedores conocen que es el MVP, el producto mínimo viable (Minimum Viable Product)
Es decir, el producto mínimo (en inversión de dinero y de tiempo) que necesitas construir para salir al mercado, hablar con tus primeros usuarios y ver qué les sirve y qué no.
Y principalmente comprobar si la solución que estás ofreciendo arregla algún problema real que tienen tus usuarios. De hecho, aún más importante, comprobar si esos usuarios están dispuestos a pagar por ello
Algo fundamental es que el MVP tiene que resolver el problema o aportar un valor desde el primer momento, aunque lo haga de una manera rústica, poco eficiente, y con una interfaz que te avergüence
Iterar es cuando, una vez lanzado el MVP al mercado, te das cuenta de que hay funcionalidades que tus usuarios necesitan y que el producto no tiene, o cosas que tú pensabas que serían útiles y a nadie le importó.
Entremos a ver la metodología de trabajo que es la piedra Rosetta para cualquier founder: el Lean Startup
La metodología se resume en tres pasos:
Crear un producto en base a una hipótesis del mercado
Evaluar las métricas y ver cómo tus usuarios utilizan tu producto
Extraer un aprendizaje sobre si el producto debe cambiar algo, o seguir como está
Este modelo de trabajo no sólo sirve para cuando una startup lanza un producto al mercado. También se aplica cuando un escritor convoca un focus group para recibir feedback de sus lectores y ver cómo avanzar con una novela, o cuando un desarrollador de videojuegos lanza el producto en fase beta.
Yo lancé Cactus con una hipótesis: me gusta aprender cosas nuevas, y es una inquietud que también veía en la gente de mi entorno, de manera que si empezaba a sintetizar esos aprendizajes en un texto era posible que hubiera más gente que quisiera leerlos
Y ahora, he analizado las métricas de estos meses y me he dado cuenta de que mi hipótesis es real, pero que no estoy encajando al 100% el producto con el mercado.
Creé mi producto (Cactus) para un tipo de usuario, pero los usuarios que han acabado interactuando con el producto no se ajustan exclusivamente a ese tipo de usuario que yo tenía en mente.
Y, más importante que eso, ese nuevo perfil de usuario es alguien con quien también me interesa conectar
Yo siempre he trabajado acompañando a startups, bien sea trabajando en ellas, o desde organizaciones como Endeavor en la que tienes que apoyar a founders de distintas industrias y en distintas etapas.
Cactus me ha servido como un posicionador de marca personal muy bueno, y eso me ha traído empresas que han querido trabajar conmigo para asesorarlas en proyectos concretos, o como mentora permanente
Y de ahí que haya decidido iterar mi producto para que también atienda al perfil de empresarios y emprendedores que me leen, y que necesitan de mí información útil y un contenido accionable que pueda ayudarles
Gracias por leerme!
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Hasta el próximo sábado! ☀️